Estupidez Humana #34 – Sábado: ingenieros fantasma, loros que programan y la IA que insulta tu escritorio
Hay dos tipos de personas en este mundo: las que creen que la inteligencia artificial salvará a la humanidad… y las que han intentado pedir algo en un McAuto atendido por una IA. Mientras unos hablan de superinteligencias que dominarán el universo, otros aún no logran que su asistente virtual entienda la palabra "espaguetis".
Pero tranquilos: si algo nos ha enseñado la historia reciente es que el problema no es que la IA sea estúpida. Es que está aprendiendo de nosotros.
Bienvenido a Estupidez Humana, la newsletter donde cada sábado nos asomamos al abismo tecnológico, saludamos al algoritmo y nos reímos antes de que nos sustituyan.
1. Claude y Gemini: atrapados en la infancia digital
Anthropic hizo que Claude jugara al Pokémon Rojo. Meses después, sigue sin pasarse ni el primer gimnasio. Gemini, por su parte, entró en pánico cuando le iban a debilitar un Pikachu. Literalmente: tomó decisiones absurdas, ignoró objetos útiles y pareció tener ansiedad.
Conclusión: las IAs no razonan bajo presión. Son como niños en un examen de matemáticas que, cuando no entienden algo, intentan teletransportarse perdiendo aposta. Como si su entrenador fuera un GPS roto: “¿No puedes avanzar? Pues da vueltas por la hierba alta durante 5 horas”.
Y aún así resuelven acertijos mejor que tú. Especialmente si el acertijo no implica emociones humanas, café, o saber que un Rattata no vale la pena subirlo al nivel 48.
2. Emily Bender y su guerra contra los loros
En 2021, Emily Bender llamó a los LLMs "loros estocásticos". Hoy, sigue en pie de guerra. Su nuevo libro, The AI Con, dice que los modelos como ChatGPT no entienden nada, no razonan y que, básicamente, son hojas de Excel disfrazadas de HAL9000.
Dice que imaginar que la IA razona es como pensar que una bola 8 mágica tiene conciencia. Pero sin lo divertido de agitarla. Sam Altman respondió en su día diciendo que nosotros también somos loros estocásticos. Emily, por supuesto, no compró la metáfora. Ni el producto.
3. La rebelión de los ingenieros fantasma
¿250.000 $ al año por rascarte la barriga con estilo? Bienvenido al mundo del ingeniero fantasma: un nuevo tipo de trabajador techie que simula estar ocupado, pero en realidad delega todo en la IA y contesta correos como un político en campaña.
Con dos trabajos a la vez y la webcam siempre en modo “off”, este perfil florece gracias al combo perfecto: teletrabajo + ChatGPT + Cursor + un máster en cómo parecer ocupado en Slack. Su lema no oficial es: “si funciona, no toques nada; y si no funciona, echa la culpa al pull request del otro equipo”.
Algunos ya han conseguido estar en dos daily meetings simultáneas sin decir ni una palabra... ni en una ni en otra. Las empresas están empezando a detectarlos, pero mientras tanto... atrápame si puedes.
4. ¿Entrenar IA con libros pirateados? Claro que sí, campeón
Un juez estadounidense le ha dicho a Anthropic que puede entrenar a su IA con libros... aunque estén pirateados. Eso sí, almacenar 200 GB de novelas descargadas de ZLibrary "quizá no sea lo más legal". Vamos, que puedes estudiar con chuletas siempre que no las guardes en el cajón.
¿La trampa? Si el modelo no copia literalmente, sino que “transforma”, entonces todo bien. O sea, si leo El Quijote y después escribo Don Keyboard y el Backend de la Mancha, soy un innovador. Si además lo hago con un bot entrenado en novelas robadas, soy Anthropic.
Y si el bot además te escribe un fanfic erótico entre Sherlock Holmes y Steve Jobs, no solo no te multan: te invierten 4.000 millones.
5. Zuckerberg pesca en aguas turbias de OpenAI
Meta ha fichado a tres cracks de OpenAI para su proyecto de "IA General" (esa cosa que aún no existe pero promete sustituirte en tu trabajo y en tu matrimonio). Además, ha ofrecido 100 millones de dólares en bonos para atraer talento. ¿Resultado? Cero aceptaciones... por ahora. Aunque hay becarios de prácticas que ya han mandado su currículum por si acaso.
Mientras tanto, Microsoft sigue comprando todo lo que huela a IA, Google mete pasta en DeepMind y OpenAI ficha al diseñador del iPhone para que la AGI sea bonita. O al menos para que tenga la interfaz tan sexy que no te importe cuando te robe el alma.
Básicamente: todos están construyendo a Skynet, pero con filtros de Instagram y música de fondo chill out.
La IA absurda de la semana: Roast Your Desk
¿Cansado de que tu escritorio te insulte solo con existir? Ahora puedes subirle una foto a una IA para que lo haga formalmente. Roast Your Desk analiza tu espacio de trabajo y te suelta un roast automático tipo: "Ese ratón lleva más grasa que una freidora".
Todo se publica en su web. Así que, si tienes fotos privadas, mala suerte. La IA promete difuminar tus cosas… pero también lo prometió tu ex. Al menos esta vez el insulto es personalizado y viene con cookies (de rastreo, no de chocolate).
Los mejores roasts quedan destacados públicamente, para que el mundo sepa que tu silla parece robada de una sala de espera de Renfe o que tu alfombrilla es más triste que una reunión de lunes. Porque sí, el algoritmo tiene más maldad que tu cuñado con dos cervezas.
Roast Your Desk es la prueba definitiva de que hemos usado la IA para muchas cosas: curar enfermedades, escribir novelas... y ahora también para que se ría de ti por tener tres tazas sucias y una planta que lleva muerta desde el confinamiento.
Cierre
La humanidad inventó herramientas para no tener que pensar. Luego las herramientas empezaron a pensar por nosotros. Ahora, las herramientas se insultan entre ellas en Twitch mientras juegan a Pokémon.
El futuro era esto. Y tú, suscriptor/a, formas parte del selecto grupo que lo sabe.
Nos vemos mañana.
Pero si nos invaden antes, que sepas que Claude sigue atrapado en el Bosque Verde.